Según ha destacado la jefa del Servicio de Rehabilitación del Hospital Valdecilla, Lourdes López de Munain la toxina junto a la Fisioterapia “mejora la movilidad y reduce la rigidez” en pacientes de Neurología. Así señaló en una conferencia sobre las aplicaciones de la toxina botulínica en medicina general, Neurología y Rehabilitación.

Esta toxina se remonta a los años 80 y es anterior a uso estético. Es un fármaco que comenzó a utilizarse en distonías (alteración del tono de un tejido o un órgano), en los trastornos del movimiento, sobre todo oculares y faciales, pero esas aplicaciones se han ido aumentando a otros ámbitos; la espasticidad, en aquellos pacientes con rigidez por lesiones medulares o neurológicas.

López de Munia detalló el funcionamiento de la toxina botulínica; es un fármaco que inhibe la liberación de un neurotransmisor, la ceticolina (es un psicoestimulante, neuroprotector y nootrópico), que está implicado en la contracción muscular también en la secreción de las glándulas sudoríparas o salivales. Mejora la simetría por eso se utiliza en las parálisis faciales.

Se debe de tratar junto con Fisioterapia

No obstante, la toxina botulínica no mejora la recuperación por sí sola, debe tratarse con terapias y con tratamientos fisioterapéuticos; así podrá lograr disminuir el movimiento anormal y la rigidez. Además su uso retrasa o evita la intervención quirúrgica.

 

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